martes, 4 de diciembre de 2007

A propósito de verano




A veces es complicado eso de elegir la hoja indicada. No todas son iguales, si entienden a lo que me refiero. Lo digo por la simple y súbita nostalgia otoñal que apareció entre los intermitentes dolores de cabeza, los vasos de agua con hielo, las sacadas de calcetines y la re-mirada de fotos antiguas.
A veces es complicado elegir la hoja indicada. No porque algunas sean más especiales que otras, no!. Sino exactamente por lo contrario, son todas todas iguales. Todas finalmente caen y por lo tanto todas terminan en el suelo, todas se ponen cafés/rojas/amarillas y se secan duras duritas. (mmhm, obviando esas hojas highlander, que duran verdes hasta sabrá una cuando). El problema es el agua, mas bien la lluvia; que de hecho sigue siendo agua. Por eso es dificil elegirlas.
¿Cómo saber que hoja va a sonar al pisarla?
A veces es complicado elegir donde poner el pie, están todas tan juntas, todas tan cafés y sólo algunas húmedas, que es imposible separarlas y ponerse exquisita. Me desesperan y me encantan, ahí en el suelo todas, confundiéndome; coludiendose con el agua, sobre todo con el agua.
Te considero placer, ridiculo pero placer, el escuchar el simple crujir de una buena eleccion.
Sobre todo el crujir, de una hoja apagarse bajo el paso correcto.

Dame la mano. ¿Me acompañas a pisar las hojas en otoño?

--Foto: Noruega høst 2005